Sutra
Shurangama[1]
I. La
Naturaleza y Ubicación de la Mente
I.1: La
Petición Por Dharma
Cuando Ananda lo vio al Buddha, se postró y lloró en la tristeza.
Lamentó que, desde el tiempo sin comienzo, se había dedicado a la erudición,
pero no había desarrollado su práctica en el Camino. Con todo respeto
repetidamente le había pedido al Buddha explicarle los pasos elementales que le
llevarían a la realización de las maravillosas prácticas para calmar la mente,
la percepción intuitiva, y la meditación en silencio (samadhi) – las prácticas
por las que los Así-Venidos de las diez direcciones se habían despertado
completamente.
Mientras, tantos
Bodhisattvas como hay granos de arena en el Río Ganges, junto con los gran
Arhats, Sabios Solitarios, y otros de las diez direcciones, todos ansiosamente deseaban
escuchar. Se sentaron y esperaban en silencio oír las enseñanzas del Sabio.
Entonces el Honrado
del Mundo, ante la Gran Asamblea, se extendió su brazo con matices de oro,
rodeó la mano en la corona de Ananda (Un gesto dando confort y bendición. El
maestro coloca su mano en la corona de la cabeza del discípulo y luego frota la
cabeza del discípulo en un movimiento circular.), y le dijo a Ananda y a todos
los reunidos allí, “Hay un samadhi llamado ‘El Gran y Real Shurangama que se
pronuncia desde arriba de la Corona de la Cabeza del Buddha y que es la
Perfección de las Miríadas Prácticas.’ Es un maravilloso y magnificente Camino,
el único portal por el cual todos los Buddhas en las diez direcciones han
pasado para transcender el mundo condicionado. Todos ustedes ya deben escuchar
muy atentamente.” Ananda se inclinó humildemente y esperaba por la instrucción
compasiva.
¿Por qué Ananda no pudo resistir el maleficio, a pesar
de que ya era un Arhat de la primera etapa? Se había practicado el samadhi con
su mente consciente (skt. citta, es
decir, con la mente en la que se hacen distinciones basadas en la ignorancia.)
…Por ejemplo, cuando escuchaba a los sutras, recordaba los principios de los
que hablaba el Buddha. Pero la mente consciente que recuerda los principios no
puede llegar a la solución fundamental, así que cuando Ananda se encontró con una
influencia demoníaca, falló a reconocerlo…La mente consciente está sujeta a
llegar a ser y dejar de ser (es decir, nacer y morir, o sea, pensamientos) y no
es último (esencial, fundamental o final)…Si en vez de basarse la práctica en
la naturaleza verdadera que ni viene a ser ni deja de ser (nacer y morir), se
puede desarrollar un samadhi que ni viene ni deja de ser. Eso es un samadhi
genuino, uno que no puede ser afectado por fuerzas exteriores…El poder de un
tal samadhi puede ser victorioso en cualquier serie de circunstancias,
agradables o desagradables. En medio de todas ellas, se puede quedar “quieto y
tal como uno es, plenamente y para siempre luminoso.” Eso es samadhi genuino,
Si situaciones felices te hacen feliz y acontecimientos tristes te hace triste,
estás siendo influenciado por circunstancias. Si sigues brincando entre alegría
a enojo a tristeza y luego felicidad, estás siendo influenciado por
circunstancias. En vez de esto, deberías ser como un espejo, reflejando lo que
aparece en ello y luego es quieto…Eso es tener sabiduría auténtica.
El
Buddha le dijo a Ananda, “Tú y Yo somos miembros de la misma familia, (Ananda y
el Buddha eran primos hermanos paternos) y compartimos el afecto que es natural
entre parientes. Al momento que hiciste el primer propósito lograr la
iluminación, ¿qué atributos te llevaron rechazar el profundo afecto familiar y
el amor conyugal encontrados en el mundo?”
Ananda dijo al Buddha, “Vi las
treinta y dos características del Así-Venido, las que eran tan supremamente
maravillosas e incomparables que su cuerpo entero brillaba como un cristal, con
un resplandor interreflejante. Muchas veces pensaba a mí mismo que el cuerpo
con tales características no podía ser la consecuencia de un acto de amor
sexual. ¿Por qué? Las energías del deseo son crudas y turbias. Las relaciones
fétidas y podridas resultan en una túrbida fusión de sustancias procreativas;
tales cosas con aquellas no pueden generar un cuerpo con tal asombrosa, pura,
magnificente, y brillante concentración de luz purpurea-oro. Por eso admiro el
Buddha y porque dejé el cabello caer de mi cabeza (monjes y monjas rasuren la
cabeza al entrar la vida monástica. La práctica continúa hasta hoy.) para que
lo pudiera seguir.”
El Buddha dijo, “¡Excelente,
Ananda! Todos ustedes deben saber que desde el tiempo sin comienzo, todos los
seres se han sido sometidos a la muerte y el renacer una y otra vez simplemente
porque no han dado cuenta de la pura comprensión la cual es la naturaleza
esencial de la eterna mente verdadera. En su lugar, las funciones de sus mentes
están distorsionadas, están obligados al ciclo de morir y renacer (samsara).
“Ahora todos ustedes desean
preguntar sobre la iluminación insuperada y descubrir la verdad de su propia
naturaleza. Deben contestar mis preguntas sin rodeos, porque eso es el camino
que los Así-Venidos por doquier en las diez direcciones han tomado mientras se
liberaron del morir y renacer. Sus mentes y sus palabras eran sencillos, y por
tanto, en cada punto de su progreso desde la primera etapa hasta la última,
nunca estaban en lo más mínimo evasivos.
“Ahora, Ananda, te pregunto
esto: cuando, en respuesta a las treinta y dos características del Así-Venido, la
primera vez que hiciste el propósito lograr el pleno despertar, exactamente
¿qué fue lo que percibió aquellas características?, y ¿quién fue el que se
deleitó en ellas y las amaba?”
Ananda le dijo al Buddha, “Honrado del Mundo,
me deleité en ellas y las amaba con mi mente y mis ojos. Puesto que vi con mis
ojos las características excelentes del Así-Venido, mi mente admiraba y
deleitaba en ellas. De esta forma decidí librarme del morir y renacer.”
El Buddha le dijo a Ananda, “Es
como dices: tu mente y ojos eran la razón por tu admiración y deleite. Alguien que
no sabe dónde están su mente y ojos no podrá superar el estrés del combate con
los objetos percibidos (Este es la primera mención de un tema a la que el
Buddha vuelve una y otra vez en el Sutra: el estrés y cansancio que
inevitablemente resulta por la inmersión en el mundo de los sentidos. El tema
se desarrolla en su totalidad abajo.) Considera, por ejemplo: cuando bandidos
invaden un país y el rey envía a sus soldados para expulsarlos, los soldados primero
deben saber dónde están los bandidos. Es la culpa de tu mente y ojos que estás
ligado al ciclo de morir y renacer. Ya estoy preguntándote: ¿precisamente dónde
están tu mente y ojos?”
[1] The Surangama Sutra: A New Translation con comentarios por el Ven. Master Hsuan Hua.
Buddhist Text Translation Society. 2009. Traducción del Inglés al español hecha
por Rev. Hyoenjin Prajna.
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